Bouncy Mouse, porque los ratones también usan tirachinas

El reinado de Angry Birds está siendo largo y posiblemente merecido, pero propicia la inventiva de todos aquellos pretendientes del magnánimo cetro de rey de los juegos casual. Si bien otras propuestas eran iguales en su predisposición de divertir sin pretensiones pero distintas en su concepto a los pollos enfadados, este Bouncy Mouse levanta un dedo amenazador a la franquicia de Rovio, presentando una proposición familiar, pero a la vez completamente fresca.

Munkadoo Games ha decidido usar el truco que tan bien nos ha ido a los españoles a lo largo de la historia, esto es, ponerles palos o ruedas a algo que ya funcionaba, y que el cash fluya. En Bouncy Mouse cambiamos pájaros encabronados por un ratón simpaticón, y cerdos que mangan huevos por un gato que se ha llevado el queso de nuestro protagonista aprovechando lo que parece una loca noche de borrachera.

Gracias a su cola, nuestro ratón puede usar unos asideros como tirachinas para coger impulso y tratar de llegar al siguiente. Por el camino deberá recoger todos los trozos de queso que se encuentre, a la vez que evita todo tipo de enemigos, como arañas o abejas. A diferencia de Angry Birds, Bouncy Mouse no presenta niveles estáticos, sino que tendrás que avanzar por el escenario hasta dar con el Captain Cat y darle una buena tollina.

Los gráficos son alegres y muy coloridos, con posibilidad de desbloquear atuendos y accesorios para nuestro aventurero ratón. En cuanto a su duración, treinta niveles se reparten en tres mundos, aunque Eric Karl, su creador, nos asegura que para otoño disfrutaremos de más niveles.

La candidatura de Bouncy Mouse al trono casual se ofrece completamente gratuita, salvo que quieras borrar ese banner de anuncios que pulula por la pantalla. Yo, gracias a Antena 3, me he vuelto completamente inmune a la publicidad. Monstruos.

Tras el salto, el colorido vídeo que muestra a la perfección todos y cada uno de los valores de Bouncy Mouse.