
La mecánica es muy simple. Ante ti se extiende una infinidad, y digo infinidad porque nunca se acaba, de carreteras, vías de tren y ríos con un tráfico que ríete tu de la M-30 en hora punta. Toque tras toque en la pantalla iremos esquivando vehículos y saltando sobre troncos hasta que los nervios nos traicionen y acabemos mordiendo el asfalto. Los puntos conseguidos los podemos invertir en coleccionar los más de 50 personajes disponibles, que también podrás conseguir si pones dinero de tu propio bolsillo.
Aún reconociendo que lo de Yodo1 Games con Crossy Road rebasa la línea del homenaje con un descaro sorprendente, sus gráficos isométricos minecraftianos y su simpática puesta en escena consiguen colocarlo como uno de los serios candidatos a juego casual del año.
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