Por qué elegí Android

Siendo un gran seguidor del panorama smartphone, me pasa, como seguramente os pasará a la mayoría de vosotros, que en vuestro circulo cercano seréis los enteradillos en lo que a telefonía se refiere. Es por ello que, en cuanto el tema sale a escena, os suelen abordar con todo tipo de preguntas. Una de las más recurrentes cuando dices que usas Android es ¿y por qué lo elegiste? Y cierto que es una pregunta bastante interesante. No lo elegí por cuestión de azar o capricho; más bien ha sido cuestión de análisis y decisión meditada.

A continuación os voy a dar mis motivos por los que descarté otros sistemas operativos. Recalcar que son mis motivos, por los que tal vez pienses que son erróneos o diametralmente opuestos a los tuyos pero, como dijo un gran sabio, tu opinión es como la mierda, piensas que sólo apestan las de los demás.

WebOS, Maemo y Meego
Meto en la misma bolsa a estos tres sistemas operativos porque, sinceramente, o no los he probado, o los he probado poquísimo. De todas formas, a pesar de que Maemo y Meego tienen comunidades que lo apoyan, la falta de confianza de sus propios fabricantes, que las han dado por muertas, han descartado rápido mi interes en ellos.

A favor de Android: Precisamente el gran apoyo de un número de fabricantes cada vez más creciente.

Blackberry OS
Simple y llanamente horroroso. La antítesis del buen manejo, de lo intuitivo y de lo divertido. Usar una Blackberry me parece soporífero, y como plataforma de juegos es casi nula. Me parece un sistema operativo que, de no consumar un lavado de cara urgente, va a convertirse en el siguiente en morder el polvo. Dejando mi bola de cristal y mi túnica de pan de oro aparte, lo cierto es que no me atraen para nada sus terminales, así que se la dejo a los ejecutivos con sus dos millones de cuentas de correo push y adolescentes adictos al Whatsapp.

A favor de Android: Un sistema operativo mucho más ambicioso, atractivo a la vista e intuitivo, terminales mucho más adecuados para jugar y una cantidad de aplicaciones y, sobre todo juegos, abrumadoramente superior.

Bada
El intento de Samsung de hacer su propio sistema operativo parece, por ahora, eso mismo, un intento. Hay que reconocer que es un sistema vistoso, bueno, rápido y su creador ha sabido arroparlos con terminales interesantes. El gran problema de Bada es, precisamente, el rotundo éxito que está teniendo Samsung con Android y su gama Galaxy por lo que, pudiendo fabricar más terminales Android con los que forrarse, ¿para qué centrarse en Bada? Por supuesto, todo esto tiene repercusión en las desarrolladoras, que pasan olimpicamente de lanzar versiones para Bada hasta el punto de faltarle aplicaciones que hoy en día consideramos indispensables. Con todo, Samsung no termina de dejar que se enfríe; tal vez le sirva como un buen resguardo si algún día se hundiera Android.

A favor de Android: Un apoyo mucho mayor, unido a unas ventas increíblemente más altas y que, básicamente es mejor. Porque quién no ha visto un Samsung Wave y se ha dicho "esto con Android sería la ostia". Pues eso.

Windows Phone
Tuve un HTC Touch con Windows Mobile, su predecesor, y tengo que reconocer que me lo pasé bomba con el. Era lento, sí, y feo, también, pero la cantidad de emuladores y aplicaciones que tenía me hicieron mirar más allá de sus limitaciones. Todo eso que adoraba se fue literalmente al carajo con la presentación de Windows Phone. Un sistema operativo con una belleza quirúrgica y muy rápido, pero carente de todo lo demás. En un esfuerzo por recuperar su parte del mercado, Microsoft tiró por la senda equivocada e impuso un férreo control en todo lo que lo rodea a Windows Phone: exigencias muy estricta a la hora de hardware y un sistema cerrado sólamente accesible mediante su tienda de aplicaciones o el reverso tenebroso. Con todo y con eso, el sistema operativo tiene una gran empresa detrás, una plataforma de juegos increíblemente atractiva como Xbox Live y un futuro esperanzador de la mano de Nokia.

A favor de Android: Es más interracial, lo mismo le van los enanos que los gigantes y puedes instalar aplicaciones como te venga en gana. Si quisiera una plataforma cerrada a cal y canto como iPhone, y un sólo móvil para elegir, ya que al cabo todos los Windows Phone parecen el mismo, como iPhone, me compro un iPhone.

Symbian
Symbian, al igual que una inmensa mayoría que nos miramos en el espejo recelosos de ver aparecer alguna cana, fue nuestro primer amor en el mundo smartphone. En mi caso fue un Nokia N70. Con él, descubrí los juegos de Gameloft y que se podía jugar a la Mega Drive mientras esperas a que tu novia se pruebe ropa. Con el paso del tiempo quieres más, avanzar, y compruebas, muy a tu pesar, Symbian no te lo ofrece. Versión tras versión, se ve cada vez más torpe, más engorroso y más abandonado, y el estancamiento se acentúa más aún cuando ves cómo sus rivales lucen mejor con cada actualización que lanzan. Con el reciente anuncio de Nokia pasándose a Windows Phone, parece que su futuro está más que sellado. A pesar de ser todavía el sistema operativo presente en la mayoría de los smartphones, es sólo un espejismo, y las desarrolladoras lo saben. Prueba de ello es que perdió la cabeza en lo que a lanzamientos estrella se refiere, y cada vez que un juego de calidad se deja caer por la OVI Store, un pueblo nórdico declara día de fiesta.

A favor de Android: Un sistema operativo más ágil y que no tienes que realizar un cursillo de ingeniería inversa para evitar que se conecte a internet de forma automática. A pesar de que Symbian tiene entre sus filas teléfonos moderadamente interesantes, Android los tiene mucho mejores y, sobre todo una mirada puesta al futuro en lugar de al cementerio de los grandes.

iPhone iOS
Llegamos al que todos estábais esperando, el que os da más morbo, guarrones viciosos. Apple se puede decir que la lio parda cuando enseñó sus blancas y pulidas pelotas en el mundo de los smartphone y dio el golpe sobre la mesa más grande que creo recordar en el mundo de la tecnología. Apeó de una patada a todos los sistemas operativos móviles y se sentó cómodamente en el trono sin que nadie opusiera la más mínima resistencia. Enseñó a todos que un smartphone tiene que hacer honor a sus galones y ser felino, útil y divertido. La clave de su éxito, al margen de ese descerebrado séquito que ve un aparato con una manzana mordida y lo compra aunque funcione con uranio empobrecido, es un sistema operativo diseñado al milímetro para un hardware que se acopla a el como un simbionte. El saber que una aplicación o juego va a funcionar de forma satisfactoria en la inmensa mayoría de usuarios de la plataforma es un incentivo muy jugoso que espoleó a miles de desarrolladoras. No vamos a ser necios y negar lo evidente, a pesar del meteórico ascenso de Android, Apple es el rival a batir y no al revés, y la cantidad y calidad de sus juegos es completamente indiscutible. El precio a pagar de todo esto es, aparte justamente del abusivo montante económico que hay que desembolsar para adquirir un terminal, tener que cumplir todas y cada una de las condiciones impuestas por Apple, que se antojan unas veces aleatorias y otras draconianas.

A favor de Android: No parecer que formas parte del plan de dominación mundial de una compañía con una sola línea de pensamiento. ¿Qué pasa si quiero un iPhone con teclado? ¿Y si me queda mucho tiempo de permanencia y quisiera uno de prepago? ¿Con cuatro pulgadas? ¿Con 3D? Prefiero sufrir la fragmentación pero elegir yo en qué condiciones quiero disfrutar mi Android y no pasar por las condiciones impuestas por un señor allá en California. Además, aunque iOS siga en cabeza, Android ya hace tiempo que lo mira de tú a tú y, queridísimos haters, que lo sobrepase en casi todas y cada una de sus facetas es sólo cuestión de tiempo.