Chavales, venid y sentaos alrededor de esta fogata. En ella arrojaremos prejuicios y, si alguno se columpia, también al que los emite.
El mundo de los videojuegos siempre ha tenido que cargar con la pesada cruz de los prejuicios. Desde los tiempos de Mortal Kombat o Doom -cómo olvidar la famosa matanza de Columbine-, a Final Fantasy y nuestro asesino patrio de la katana. Los consumidores habituales de videojuegos siempre han sido tachados en los medios de antisociales, perturbados y germen de masacres en centros de enseñanza.
Lo que a muchos realmente les preocupa es que, poco a poco y de forma sibilina, nuestro medio ha ido creciendo hasta competir, e incluso superar en según qué país, a otros medios como la música, la televisión o el cine. El presupuesto de un juego catalogado Triple A, por poner un ejemplo, supera con holgada facilidad a la mayoría de producciones de Hollywood y, dicho sea de paso, también le pasa la mano por la cara cuando hablamos de beneficios. La industria del videojuego siempre se ha defendido como gato panzarriba, consciente de poseer la razón, y poco a poco se va tomando más en serio. Con todo, los sectores más establecidos siguen mirando por encima del hombro y riéndose de los pueriles argumentos que conducen la mayoría de los videojuegos, o de su escaso valor artístico. No es difícil encontrar críticas donde se puede leer que los videojuegos imitan de forma descarada historias y situaciones ya vistas en películas pero, qué queréis que os diga, no veo nada malo en ello. La industria cinematográfica lleva decenas de años con nosotros, y son numerosas las ilustres figuras que por ella han pasado. No es de extrañar que una gran forma de avanzar sea mirar a un sector consagrado y coger los mejores elementos de éste, pero tampoco debemos de sorprendernos cuando críticos de cine carguen las tintas contra los videojuegos porque se sienten manoseados y ultrajados.
Todo lo anterior viene a ser un hiperbólico rodeo de lo que realmente os quiero hablar, y cuidado porque pueden saltar ascuas de nuestra hoguera capaces de provocar incendios. Desde hace unos años, a la industria del videojuego le ha salido un vástago llamado videojuegos para teléfonos móviles. Al principio se trataban de juegos simples, con mención especial al mítico Snake que destrozó los botones de millones de Nokia, pero su desarrollo se ha ido acelerando siempre parejo a la carrera cuasi armamentística que están protagonizando los fabricantes de móviles.
En uno de los especiales de Halloween de Los Simpsons, Lisa tiene un pequeño tazón con un diente el cual, por arte de magia o calambrazo de Bart, desarrolla vida. Lo que ella descubrió sorprendida fue que las formas de vida eran pequeños humanoides que atravesaban las distintas épocas de la humanidad a tal velocidad que en pocos días superaron tecnológicamente a su creadora. Esta analogía nos sirve para describir a la perfección lo que está ocurriendo con los videojuegos para móviles, más concretamente los smartphones. De unos años acá hemos pasado de unos gráficos de Game Boy Color a los más actuales, que pueden ser superiores a los de la ya extinta Playstation 2. Este movimiento acelerado y exponencial está provocando que, en mi humilde opinión, compañías y medios clásicos de los videojuegos miren con recelo a ese pequeño Edipo que tal vez pueda llegar a matarlos y acostarse con sus beneficios. Las grandes compañías les está costando adaptarse al mundo móvil y, salvo honrosas excepciones, su presencia no suele pasar de testimonial. ¿Quién sale ganando en todo ésto? Pues pequeñas compañías que, a base de juegos simples pero adictivos, contabilizan sus ganancias por gazillones, léase Rovio o Chillingo. Recientemente Nintendo afirmó que su objetivo no era ese mercado de juegos simples a un 1 mísero euro. Claro que no, querida Nintendo, vuestro objetivo es más de refritos de refritos de juegos a 40 euros, que está mucho mejor. ¿Miedo? Yo diría que no, pero sí cautela.
Hay otra compañía en liza que merece un aparte por varios motivos: Gameloft. Hala, ya lo he dicho. Señoras, corran a casa con sus niños y atranquen las puertas porque puede que la sangre llegue al río. No hago más que ver críticas destructivas hacia esta compañía por su política de copiar todo lo que huele a éxito. Todas ellas vienen desde la prensa del videojuego o, en un caso más flagrante aún, desde la propia prensa de los videojuegos para móviles y puedo entenderlo, pero sólo hasta cierto punto. No hace falta mucho sentido común para saber que desde un punto de vista ético es muy reprobable, ya que sus juegos suelen ir desde la parodia hasta el descaro, pasando por el homenaje. Pero de ahí a crucificarlo hay un salto muy grande. Ellos son los pescadores que hacen su agosto en el río revuelto. Podéis admitirlo o no, pero ahora mismo Gameloft es el proveedor de juegos medianamente "hardcore" de más calidad en Android. Si te gustan los juegos tipo Call of Duty, ellos te proveen uno. ¿Tipo Halo, quizás? También. Si no fuera por su supuesta falta de ética, tendríamos que esperar a que Infinity Ward o Bungie animaran a sus jefazos a sacar una versión para nuestro smartphone y, francamente, somos consumidores, y como consumidores queremos los productos para ayer. Que sí, que podrían haber hecho un juego de guerra siendo un poco más originales pero, ¿habría tenido el mismo éxito? casi seguro que no. En definitiva, mientras no haya compañías para rellenar los vacíos que los usuarios necesitamos, ahí está Gameloft para llenarlo, y yo lo aplaudo. Les pediría un poco menos de descaro, pero entre eso y no tener nada, me quedo con lo primero.
Y ahora, ya hemos divagado lo suficiente. Echad un poco de agua a la hoguera, aseguraos de que no quedan rescoldos y volvamos a casa antes de que amanezca.
Por cierto, el señor de Málaga dijo una vez: "los buenos artistas copian, los grandes artistas roban". Se llamaba Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad, y sus apellidos eran Ruiz Picasso.
T_T Me he emocionado, si no fuera porque me acabo de levantar y no soy persona, estaría con unos lagrimones enormes....
ResponderEliminarVerdades como puños si señor!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, es bueno saber que uno no está sólo.
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