El eje central de estas furiosas carreras es el constante aliento de la ley en tu nuca. Escalar puesto a puesto hasta convertirte en el Most Wanted -el mAs MaLotEh si te va lo poligonero- de la ciudad no será fácil. Si correr y derrapar hasta lo imposible compitiendo con pilotos que calzan carros como un Bugatti Veyron, un Lamborghini Aventador o un SRT Viper GTS no fuera suficiente, tienes a tu disposición todo un cuerpo de policía más pegajoso que el estribillo del Gangnam Style.
El apartado técnico de Need For Speed: Most Wanted es lo que diríamos una cosa fina, con reflejos, daños en los vehículos y toda una batería de detallitos que ponen en primera línea a los genios de Firemonkeys. La contrapartida a semejante despliegue es una exigencia elevada con los terminales elegidos para hacerlo correr. Me ha parecido ver que el Samsung Galaxy S II se queda fuera, así que os podéis imaginar por dónde anda el listón.
Con todo, un serio contendiente al mejor juego de velocidad que, entrando en la recta final del año, se lo pone muy difícil a sus competidores.
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