Análisis Triple: Angry Birds, Angry Birds Seasons y Angry Birds Rio | Juegos Android, noticias, análisis y artículos

jueves, 14 de abril de 2011

Análisis Triple: Angry Birds, Angry Birds Seasons y Angry Birds Rio


Que a estas alturas de la película venga alguien a hablar de Angry Birds, puede resultar absurdo e innecesario. Pero aquí en Juegandroid nos gustan los nachos con carne y los análisis a destiempo. Para la primera review de nuestra web, hemos decidido hacer un ménage à trois con la saga más prolífica de los últimos años, con permiso de Harry Potter: Angry Birds y sus extensiones Seasons y Rio.


Po-John, un genio.


Catapúltame al éxito.
 A finales de 2009, los finlandeses Rovio lanzaron la primera versión en la plataforma de Apple, intermediando la distribuidora Chillingo. A partir de ahí, sus cifras se contaban por millones y sus seguidores por legiones pero, ¿dónde radica su éxito? Parece un juego flash y, de hecho, hay juegos flash muy parecidos con una mecánica similar. En mi opinión la clave está en el equilibrio; puedes jugar unos minutos mientras esperas el autobús, o puedes perder horas intentando conseguir las tres estrellas en todas y cada una de las pantallas.

En Angry Birds tomamos el rol de unos pájaros cuyos huevos han sido vilmente robados por unos cerdos de color verde. Añadir que tendrían que hacérselo mirar, porque no es normal que les den coba de mil y una maneras distintas. Perder cientos de pájaros para recuperar tres huevos no es viable pero oye, el sentido del honor ornitológico no es mi especialidad.

El juego se divide en capítulos, cada capítulo suele tener mínimo un par de páginas y cada página un buen puñado de niveles. Juntando los tres juegos el conteo actual supera, agárrate la falda Mariloli, los cuatrocientos niveles.

El cometido en cada pantalla es eliminar todos los cerdos que la pueblan lanzando los pájaros desde un tirachinas. Desde los inmemoriales tiempos de Los Tres Cerditos, éstos han aprendido bien la lección, por lo que siempre se encuentran resguardados en todo tipo de estructuras, construidas básicamente de tres materiales: madera, cristal y piedra. Cada material tiene una resistencia muy distinta, pero también contamos con una amplia variedad de pájaros que interactúan de forma distinta con ellos. Tenemos el pájaro rojo, equilibrado con los materiales pero sin ninguna habilidad en especial. Luego está el azul, con una excelente penetración en el cristal y la habilidad de dividirse en tres para multiplicar el daño, pero rebotará en la roca como un proletario en las puertas de un Nikki Beach. La colección se completa con el amarillo que puede acelerar súbitamente y atraviesa la madera como si fuera mantequilla, el blanco que suelta huevos explosivos, el negro que además de romper la roca causa una considerable explosión y el verde que funciona como un boomerang. Ah sí, y Po-John. Po-John es una versión con sobrepeso del pájaro rojo. Tampoco tiene una función especial, pero su exceso de equipaje hace que arrase con todo a su paso. Tienes un número determinado de pájaros para superar el nivel, añadiendo una puntuación extra por cada pájaro que sobre una vez eliminados todos los cerdos.

Llegados a este punto quiero hacer dos críticas a la mecánica del juego. La primera es la disposición de los pájaros. En cada nivel el orden de lanzamiento ya está preestablecido, por lo que si una parte de la estructura es de cristal y el primer pájaro colocado en el tirachinas es azul, ya sabes donde tienes que apuntar, tigre. Le hubiera dado un toque importante de estrategia el poder seleccionar el orden e incluso que pudieras elegir el tipo de pájaro con los que quieres resolver el nivel, al estilo de los tower defense. La segunda crítica es el error de concepto a la hora de elegir protagonistas y antagonistas; en mi opinión están cambiados. Prueba a lanzar un pájaro contra una estructura y luego imagina hacerlo con un puerco de varias arrobas. ¿Cambia la experiencia, no? Pues no hase falta disir nada más.

Puerco o trato.
Técnicamente es muy correcto. Gráficos estilo flash con una melodía en los menús pegadiza que luego no se reproduce durante el juego. Aquí solo oiremos el gruñido de las aves, las risas burlonas de los cerdos y los efectos de la destrucción. La física está muy bien implementada, siendo una delicia reventar cajas explosivas y ver como todo sale por los aire de una forma convincente, aun tratándose de una estética desenfadada. Hay que reconocer que los muchachotes de Rovio han cuidando cada vez más su producto en cada actualización, teniendo su punto álgido en el reciente Rio. Aquí vemos unos escenarios cuidados y la introducción de los monos que, a pesar de ser incluidos por exigencias del guión, añaden el reto de resistirse al vuelco, situación mortal para cualquier gorrino. Hay alguna sorpresita más, pero mejor dejamos que la descubráis por vosotros mismos.

Manejar Angry Birds es insultantemente sencillo. Primero calculamos potencia y ángulo de lanzamiento estirando el elástico del tirachinas, y luego pulsamos en cualquier sitio de la pantalla para activar la habilidad especial del pájaro. La habilidad de activar dichas habilidades en el momento justo es vital en niveles avanzados, en especial el tucán boomerang o el bombardero blanco.

La duración, con los más de cuatrocientos niveles arriba mencionados, es altísima, y en Rovio no están por la labor de parar. En Angry Birds Original la temática varia en función de los creativos, pasando desde una construcción al Salvaje Oeste. En Angry Birds Seasons las actualizaciones siempre se producen en momentos señalados del año, como puede ser Navidad, San Valentín o la próxima ampliación que coincidirá con la Pascua. Por último tenemos Angry Birds Rio, que es algo así como un producto promocional de la última película de Dreamworks. Según se puede ver en el menú, tienen previsto seguir actualizando hasta noviembre, supongo que siguiendo la línea argumental del largometraje animado.Cada nivel tiene una puntuación de hasta tres estrellas en función de cómo lo hayamos hecho. A veces será extremadamente fácil conseguirlas, pero en otras ocasiones, que será complicado incluso completar el nivel, obtener el ansiado trío estelar pondrá a prueba al járcor más experimentado.

La vida siempre es mejor con monetes.


Conclusión. 
Angry Birds es un excelente juego. No dejes que los independientes del lugar te digan lo contrario. Tiene ese factor que hace que deberías haber tirado de la cadena hace un cuarto de hora, pero ahí sigues, mascullando "uno más y lo dejo". Falla en lo que tal vez sea su mayor virtud, un planteamiento excesivamente simple que varía poco o nada en cientos de niveles y que, si Rovio no lo evita, pronto comenzará a mostrar un acusado desgaste. Pero mientras esto ocurra, seguirán practicando submarinismo en sus inmensas piscinas de billetes morados.

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