Con una premisa sencilla, marcar tantos goles como sea posible antes de fallar y perder la última vida, en Golazo la jugabilidad es simple y directa, pero pronto nos daremos cuenta que no es sinónimo de fácil. Por que sí, meter el balón entre los tres palos sorteando una defensa de jugadores pixelados y un portero con manos más largas de lo que nos gustaría está tirado. Lo difícil es hacer una puntuación estratosférica sin perder los nervios. Para un tiro simple tenemos todo el tiempo del mundo; el problema viene al completar una racha de cinco. En ese momento el balón se prende en llamas y el valor de cada gol se va incrementando, aspecto clave si queremos ascender al Olimpo de Golazo. Otro inconveniente añadido es que durante la racha el tiempo sí está limitado, por lo que un error de cálculo dará al traste con nuestra racha y una preciada vida menos. Si añadimos que dichas vidas extras aparecen de forma aleatoria y hay que jugársela para recolectarlas llegamos a la conclusión que obtener puntuaciones del orden de varios cientos es un trabajo de orfebrería.
Tal vez Golazo sea un juego extremadamente simple en su concepción -de hecho lo es- pero cuidado, si superar una y otra vez tu propia puntuación es tu droga, puede ser que hayas encontrado tu próxima adicción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario