Con un perro salchicha capaz de estirarse hasta el infinito como protagonista, Silly Sausage in Meat Land plantea un sólo nivel extremadamente largo dividido en 50 puntos de control que merecen un aplauso no sólo por su utilización dentro de la mecánica del juego, sino también como demostración de un buen uso del free-to-play. Cada vez que lleguemos a uno, y créeme que cada vez los valorarás más por la incesante cantidad de obstáculos letales que irás encontrando, deberás escoger entre jugártela y continuar sin guardar o pagar para establecer tu campo base. La moneda de cambio puede ser los diamantes que vas recogiendo por el camino o ver un anuncio y conservar las preciadas gemas.
Como podréis comprobar -qué coño, debéis comprobarlo ya-, aún se pueden hacer juegos divertidos, gratuitos y sin que parezca que el desarrollador nos está haciendo un favor dejándonos jugar a su título. Mucho ojito a estos de Nitrome, que apuntan buenas maneras y este puede ser su año.
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